"... ¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros."
Miguel Hernández, El niño yuntero (1937)
Ahora que soy adulto
que soy grande
que soy grande
ya no me duelen los
golpes.
Ni me sorprenden los
giles.
Ahora que en la
calle
me dicen señor
no persigo al
tiempo.
Ni me lastiman las
uñas de mujer.
Pero me agarro a las
piñas.
Sí, a las piñas.
Contra cualquiera
que haga daño
a un niño
a una niña.
Sí, a las piñas.
Contra ustedes
canallas sin alma.
No merecen mi
compasión.
Esa moral berreta y aquellas lecciones de vida
metánselas bien en
el culo.
Sí, a las piñas.
Contra psicópatas
con título.
Contra maestritos
analfabetos.
Contra profesores de
la nada.
Contra policías en
general.
Contra todas las
iglesias.
Sí, a las piñas.
Contra todos
aquellos
que prefieren
olvidar
¿qué
prefieren olvidar?
como sufrieron
¿cómo
sufrieron?
cuando fueron chicos
¿cuándo
fueron chicos?
porque hacen lo
mismo
¿por
qué hacen lo mismo?
a estos niños
a ellos mismos.
Entre Constitución y Barracas, dieciséis de agosto de dos mil quince
Antonio Berni, Juanito Dormido (1978) |