No, no es la Bella Durmiente
la que yace ahí en la esquina.
No es un hechizo de brujas,
lo que la tiene dormida
No son príncipes azules
aunque en ése color vistan,
aquellos hijos de yuta
no rescatan, ni la miran.
Vista de abajo, una rosa,
solamente tiene espinas.
Similar a Cenicienta
por no calzar zapatillas,
su carruaje será el SAME,
su lecho blanco, camilla.
“Intoxicación aguda”,
blasón de la medicina.
Con un ojo entreabierto
su majestad se retira.
Princesa de la baldosa
otra rosa pura espina.