Con el vientre pegado al barro
avanza el lagarto.
Puede cambiar de color a su antojo
pero prefiere conservar su traje gris.
No corre, ni se traga un conejo de una.
Te muerde mal y te vas consumiendo
por su aliento asqueroso
de putrefacción.
Da la sensación de que no le importa nada
-al fin y al cabo tiene sangre fría-.
No le da la espalda a los amigos
para evitar la puñalada.
Se pasa la vida boqueando:
"de algo hay que morir".
Y no sabe que en su destino está escrito
ser un bonito cinturón.
Cómodo como el lagarto de Komodo.
http://desdeelombligo.bandcamp.com/track/el-lagarto
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